sábado, 7 de septiembre de 2013

Los libros de texto / Estos libros de texto

Por algún lugar hay que comenzar.
Busco en internet "libros de texto" y me encuentro con un blog de Felipe Zayas, un profesor español de Lengua y Literatura. Copio el decálogo, que es bastante representativo de lo que se suele decir sobre los libros de texto.


Diez razones (por lo menos) para rechazar los libros de texto

  1. Presentan los conocimientos de forma dogmática.
  2. Imponen los saberes, no incitan ni ayudan a construirlos.
  3. Más que divulgar los conocimientos, los vulgarizan y trivializan.
  4. O se pasan veinte pueblos con el dichoso “nivel”.
  5. Sustituyen cualquier otra fuente de información: donde esté “el libro” son innecesarios los demás libros.
  6. Presentan una estructura rígida, que no facilita la adaptación de las situaciones de aprendizaje al contexto.
  7. No fomentan la iniciativa del profesorado.
  8. Adquieren un valor prescriptivo: marcan la programación y su seguimiento.
  9. Se elaboran y distribuyen con criterios de mercado, no pedagógicos ni sociales.
  10. Sobreviven a cualquier cambio curricular: su capacidad camaleónica de adaptación desvirtúa toda innovación que se intente por vía del currículo.
Vamos a ver.
1) Conocimientos presentados de forma dogmática. Seguramente es el caso de los libros que analizaste, Felipe. Podrían existir libros de texto que no presentaran los conocimientos de ese modo. Aquí el problema está en decir "los libros de texto" en lugar de "los libros de texto que analicé". Puede ser que todos los libros de texto que circulan en España sean así de dogmáticos, pero eso no significa que los libros de texto sean necesariamente dogmáticos.
2) Los libros de texto imponen los saberes. ¿Cómo hacen para imponerlos? Convengamos en que los libros no pueden imponer nada. Son objetos materiales sin esa capacidad. Con respecto a que no incitan ni ayudan, el mismo comentario que para el punto 1).
3) Seguimos confundiendo títulos específicos (este libro de la editorial tal publicado en tal año) con un género editorial. Felipe: es como si dijeras "¡A rechazar las novelas!" después de darte una indigestión con Paulo Coehlo.
4) No entiendo qué quieres decir aquí.
5) Sustituyen cualquier otra fuente de información. Una vez más: los libros no sujetan a los niños de la mano y les impiden consultar otros libros. En todo caso serán los docentes los que no proponen otras fuentes de información. Hay sí, libros más "cerrados" que otros. Estamos nuevamente en la confusión básica. Pero además, habrá que ver según las áreas. Me imagino un libro con interesantísimos problemas matemáticos: ¿será absolutamente necesario que sugiera a los chicos trabajar los mismos temas con otra bibliografía?
6) Una estructura rígida. Aquí hay dos cosas para ver. Las comento rápidamente pero dan para un desarrollo mayor. Si entendemos como "estructura" la sucesión de capítulos con un formato similar, eso no es otra cosa que una característica propia de los libros. De los libros a secas, no solo de los libros escolares. Otra cuestión es la secuencia didáctica que proponen, que tiene su fuente más o menos lejana, me parece, en los trabajos de los organizadores previos de Ausubel. Una estructura fija hace más previsible la organización del capítulo. No veo por qué la adaptación al contexto se beneficiaría con estructuras diferentes para cada capítulo.
7) Los libros no fomentan la iniciativa de los profesores... Hummm, Felipe, Felipe... ¿Por qué le pides a los libros de texto cosas que ellos no tienen que hacer? ¿Qué es eso de fomentar la iniciativa de los profesores? ¿Los libros tendrían que sugerirles actividades? ¿Te quejas de que los libros son omnipresentes y los quieres aún más onmipresentes? No eres el único. Martínez Bonafé cae en la misma contradicción.
8) Los libros marcan la programación. Hay libros más rígidos y menos rígidos. Pero eso de marcar... Solo se marca el que quiere ser marcado.
9) Se elaboran con criterios de mercado, no pedagógicos ni sociales. En los puntos anteriores estuviste hablando de una pedagogía que no compartías. De modo que criterios pedagógicos hay. No serán los tuyos. Además: aquí el "mercado" son los profesores que eligen los textos. ¿Propones que los libros no tengan en cuenta sus intereses y necesidades? En cuanto a los criterios sociales, no se a qué te refieres. Es una afirmación que necesita más desarrollo. 
10) ¿Y porque son camaleónicos habría que desecharlos? Su supervivencia, ¿no estará indicando su utilidad?
Muchas gracias, Felipe Zayas, por el puntapié inicial para mi blog. 

Aquí un enlace a otra entrada más reciente del blog, donde se cita un artículo que retoma los mismos temas. La comentaré en estos días.


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