domingo, 15 de septiembre de 2013

Por qué no es adecuada la comparación con Linux

Leo en un blog dedicado a las nuevas tecnologías esta analogía.

Si existen los libros es para comodidad del docente. Crear libros de texto abiertos en Creative Commons los haría públicos y -posiblemente- de una calidad magnífica, pues la comunidad podría contribuir en ello. Un ejemplo clásico está en la informática y los sistemas operativos. Los mejores sistemas de cómputo del mundo no funcionan con sistemas operativos como AIX o Windows desarrollados por IBM o Microsoft, sino con Linux, que fue creado por un profesor universitario, que es abierto y cualquiera puede contribuir o modificarlo a su antojo. ¿Por qué iba a ser diferente el desarrollo de los libros de texto?

Fuente: http://www.faq-mac.com/reportajes/imposible-viaje-libro-texto-papel-digital/50419?utm_source=buffer&utm_campaign=Buffer&utm_content=bufferc010e&utm_medium=twitter

Dejo para el final la primera afirmación y voy a las"trampas" de esta analogía que parece bastante sugerente. Son tres.
1) Pensar el libro como pura autoría.
2) Pensar que cuantas más manos intervengan en la factura mayor calidad tendrá el producto final.
3) Olvidar que Linux es una herramienta, y no un contenido.


Punto 1
Los libros de texto actuales suelen requerir el concurso de varios autores, por la sencilla razón de que se busca que los textos sean escritos por especialistas en la materia. Hay diferencia entre disciplinas y niveles de enseñanza, desde ya, pero en general es difícil encontrar autores que se manejen con la misma soltura en todos los puntos de un programa de estudio. Por dar un ejemplo, que escriban con la misma solvencia sobre la Prehistoria y sobre la Revolución Francesa.
Supongamos que no existe esa dificultad y que todos los docentes están en condiciones de elaborar textos de la mayor calidad. De ahí al libro, en papel o en formato digital, hay un largo trecho, una cuidada serie de mediaciones que aportan valor al producto final: la edición, la corrección, el diseño, la ilustración, la cartografía. Ninguna de ellas está incluida en la formación docente. Los libros "caseros" de pura autoría representan, en ese sentido, una vuelta a los tiempos preindustriales y tiran por la borda todos los avances registrados en esos campos.

Punto 2
Para hacer un libro de la mayor calidad se necesitan autores competentes, un editor, un corrector, un diseñador, un ilustrador, un cartógrafo y un documentalista que también pueda encargarse de organizar una producción fotográfica. Digamos, por lo general, 10 o 12 personas empleadas directamente en el proyecto. Si las personas que intervienen no son 12, sino 2, seguramente la calidad será inferior; si las que intervienen son 100, la calidad será inferior sin ninguna duda, porque el libro habrá perdido unidad y se habrá convertido en un Frankenstein. La capacidad de ver un libro como un todo orgánico y darse cuenta de sus posibles incoherencias o lagunas es una competencia profesional que no viene dada con la formación docente y que es un bien muy escaso incluso en el ámbito editorial.

Punto 3
Los libros, en cualquier soporte, no son, en sí, herramientas: están cargados de sentido; tiene sesgos, énfasis, dialogan con otros libros del pasado y del presente, no son neutros. Difícilmente puedan evaluarse solo en términos de usabilidad. De allí la necesidad de que estén sometidos a la consideración pública y no recluidos en las paredes de una clase. No objeto de ningún modo la idea de que los docentes enriquezcan sus clases con materiales propios, pero basar la presentación de los contenidos en materiales de circulación limitada me suena a nostalgia conservadora. Por otro lado, "sumergidos en la maraña de la web" no es lo mismo que "sometidos a la consideración pública" por la misma razón que no hay mejor escondite que una ciudad de millones de habitantes.

Ahora la primera afirmación. Estimado Pablo Romeu, colega docente de Valencia, no te conozco pero comento tus dichos porque forman parte de un sentido común sobre los libros de texto que ha llegado a ambas orillas del Plata de la mano de la importación didáctica de los años 90. Tú como otros muchos dices: "Si existen los libros es para comodidad del docente". Pablo, estamos en el 2013 en este mundo globalizado para bien y para mal, no en un templo sumerio. Leer/usar/aprender con/discutir libros escritos (y editados) por otros es la regla general de cualquier comunidad letrada.

1 comentario:

  1. Cuando leo eso de que los docentes pueden sin más, sin una preparación específica, convertirse en los autores de sus propios libros de texto, recuerdo lo que ya decía Cicerón:

    «Vivimos malos tiempos. Los hijos no obedecen a sus padres y casi todo el mundo está escribiendo un libro.»

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